Tomé control de mis finanzas y me dio fuerza durante una pérdida

Tomé control de mis finanzas y me dio fuerza durante una pérdida


Contado for Jacquelyne Froeber y Noelys Mendez

El 14 de Agosto es el Día Nacional de la Conciencia Financiera.

Crecí en Cuba, en un hogar cubano tradicional en el campo.

Mi padre era el proveedor de la familia. Trabajaba mucho en una granjita que teníamos y se encargaba de todas nuestras finanzas. Mi madre también trabajaba increíblemente duro para asegurarse de que tuviéramos todo lo que necesitábamos. Ella tomaba el dinero que mi padre le daba y, como por arte de magia, encontraba alimentos, productos de limpieza, ropa, etc., lo cual era un trabajo de tiempo completo considerando dónde vivíamos.

La vida se movía a un ritmo lento en nuestro pequeño pueblo, pero cuando cumplí 19 años, me enamoré y las cosas empezaron a moverse muy rápido. Pasé de la casa de mi familia a la vida de casada y quedé embarazada poco después de la boda. Dos meses después de cumplir 20 años, di a luz a una niña. Me enamoré de ella en cuanto la vi, y supe que haría cualquier cosa para protegerla y hacerla feliz.

Lamentablemente no era feliz en mi matrimonio. Quería mantener vivo el sueño de nuestra familia, pero no éramos el uno para el otro, y nos separamos solo dos años después de casarnos.

Estaba triste, pero en el fondo, sabía que era lo correcto. Sabía que ambos podríamos ser más felices de lo que éramos.

Aun así, me sorprendió lo feliz que realmente podía ser. Conocí al amor de mi vida unos dos años después del divorcio. Tuvimos una conexión instantánea, y supe que él era mi persona.

Damian era guapo, considerado y amable. Lo más importante, trataba a mi hija como si fuera suya.

Nos movimos naturalmente a nuestros roles tradicionales y familiares. Él era el proveedor, y nunca hablábamos de cuentas o finanzas antes o después de casarnos. Pero cuando quedé embarazada, empezamos a hablar de mudarnos a Estados Unidos. Cuba tiene sus limitaciones económicas y queríamos que nuestras niñas tuvieran más oportunidades y libertad para hacer lo que quisieran.

Osleidy y su(s) hija(s) y esposo Damian en Cuba, 2008Osleidy y su(s) hija(s) y esposo Damian en Cuba, 2008

En el 2010, pudimos hacer realidad nuestro sueño y nos mudamos a la Florida. Damian encontró un trabajo de tiempo completo como técnico automotriz, y yo me pude quedar en casa con las niñas.

Damian continuó cuidando de todas las cuentas, la casa y los autos. Todo estaba a su nombre.

Como mi madre, yo hacía todas las compras con el dinero que él me daba. Cuando usaba una tarjeta de crédito, él pagaba la factura.

El dinero no era escaso pero nunca lo di por sentado. Damian trabajaba mucho, a veces por las noches y los fines de semana. Sentí que mi trabajo era ayudarnos a ahorrar dinero, por lo que encontrar las mejores gangas y ofertas se convirtió en mi superpoder. Nunca quise que pensara que me estaba aprovechando de lo increíblemente duro que trabajaba. Money wasn’t tight but I never took it for granted. Damian worked a lot — sometimes nights and weekends. I felt it was my job to help save us money, so finding the best bargains and deals became my super power. I never wanted him to think I would take advantage of his incredibly hard work.

Tuvimos 12 años increíbles en los Estados Unidos antes de que le diagnosticaron cáncer de hígado en 2022. La noticia fue un shock absoluto. Le dije al médico que debía ser un error. ¡Tenía solomente 41 años! “Demasiado joven para tener cáncer,” insistí. Además, teníamos planes. Teníamos una gran vida. Teníamos dos hermosas niñas, lugares a donde ir y cosas que hacer.

Pero al cáncer no le importó.

La enfermedad fue implacable y cruel. Durante los últimos meses, Damian permaneció en cama en casa, sin poder trabajar. Me convertí en su enfermera a tiempo completo y renuncié a mi trabajo de medio tiempo. Siempre existía la esperanza de que tal vez las cosas cambiaran y se recuperara milagrosamente. Pero eso no sucedió. Y sin ingresos constantes, se nos acabó el dinero rápidamente.

Estaba en modo de cuidadora, así que aparté los problemas financieros que se avecinaban. Entonces, un día, de la nada, me di cuenta. Damian no iba a mejorar. Ahora todo dependía de mí. Mi madre y mi hija menor vivían con nosotros. Yo era responsable de mantener un techo sobre nuestras cabezas. ¿Cómo rayos iba a lograr eso?

Una ola de pánico recorrió mi cuerpo y jadeé para tomar aire. Era demasiado. “No puedo hacer esto,” susurré en voz alta. Estaba de luto. Estaba agotada. No tenía la fuerza para seguir adelante. Ni siquiera sabía por dónde empezar.

Pero sabía a quién preguntar. Mi hija mayor tenía 25 años, y aunque está casada, está en un matrimonio igualitario donde ella y su esposo dividen las cuentas y la propiedad.

No quería decirle que necesitaba ayuda, pero no tenía otra opción. Tenía que dar un paso al frente y aprender a hacer las cosas por mí misma. Por nuestra familia.

Osleidy with her mother and two daughters, 2024 Osleidy con su madre y dos hijas, 2024

Con la ayuda de mi hija, hicimos un plan. Lo primero que hice fue reunir todas las cuentas y una libreta. Sumé todos los gastos para ver cuánto dinero salía por mes. Transferí todas las cuentas a mi nombre y las tarjetas de crédito. También tuve que cambiar mi estilo de vida. Ya que mi esposo tenía un buen trabajo, tenía que ser realista de que cuando consiguiera un trabajo, no iba a ganar tanto dinero como él (pero ojalá algún día).

Después de que Damian falleció, me tomé un breve tiempo para estar de luto y luego comencé a trabajar a tiempo completo en una fábrica de ensamblaje de piezas. Hubo momentos en los que pensé que no podría hacerlo. Tenía 45 años entrando al mundo laboral en una nueva carrera, pero estoy muy orgullosa de mí misma y de la fuerza que tenemos las mujeres, de nuestra capacidad para reinventarnos por nuestra familia después de enfrentar las adversidades de la vida.

Todavía tengo días difíciles en los que me cuesta incluso levantarme de la cama, y todo lo que puedo hacer es pensar en Damian y en la larga vida que creíamos que teníamos por delante. Pero luego recuerdo a mis hijas, a mi mamá y a mi fuerza. Y me recuerda que, sin importar cuán oscuro parezca el camino, con esfuerzo y lucha, las mujeres se vuelven más poderosas e independientes cada día.

¿Eres una mujer con historias reales que te gustaría compartir? Avísanos.

Nuestras historias son experiencias auténticas de mujeres reales. HealthyWomen no avala los puntos de vista, opiniones y experiencias expresadas en estas historias y no necesariamente reflejan las políticas o posiciones oficiales de HealthyWomen.



Source link